CUBITOS DE HIELO

Estábamos desnudos en mi cama, en mi piso de soltera. Se habían ido los inquilinos y no tenía intención de alquilarlo, sería nuestro nidito de follar.

Se levantó, le oí moverse en la cocina.

¿Hielo? ¿Está buscando hielo? Me dije. Apareció con un bol lleno de hielos. Se tumbó a mi lado. Se metió un hielo en la boca , me hizo chuparlo y mientras lo lamía, empezó a pasar por mis labios, mi barbilla, mi cuello...

Uff, esa sensación de frío, ese hormigueo, esas gotitas de agua fría resbalando por mi piel, me estaban excitando enormemente. Cogió otro hielo, lo chupó y empezó a trazar círculos por mis aureolas, se me pusieron enseguida los pezones duros. Empezó a recorrer mi abdomen, subiendo y bajando sin llegar a tocar mi pubis y volviendo a pasar el hielo por mis pechos.
Cogió otro y recorrió el interiores mis muslos, pasando de uno a otro, rozando mi coño. Estaba extremadamente excitada. Me besó, metía bien su lengua dentro de mi boca y fue introduciendo poco a poco ese hielo dentro de mi coño.
Lo dejó resbalar desde mi clítoris hasta mi ano. Me estaba volviendo loca. Cuando finalmente se terminó de derretir ese cubito de hielo, me susurró: “muéstrate para mí.”
Abrí más mis piernas, cogí con ambas manos los labios de mi coño y los abrí para él. Metió su boca y empezó a succionar mi clítoris, recorriendo con su lengua todo mi coño hasta mi ano. El roce de su lengua sobre ese punto de mi vagina y mi ano, así como esos círculos sobre este, hicieron que me corriera, empapando su boca.

Olivia💙