LA EXCUSA DEL CAFE

Llevábamos unos días hablando y lo sorprendente es que no sabíamos nada el uno del otro solo nuestros nombres y nuestras profesiones y aún así, nos estábamos conociendo.

No había día que no insistiera en que necesitaba verme ya en persona. Quería besarme, tocarme, olerme, acariciarme, follarme duro. Siempre le decía que tranquilo que poco a poco, que jugáramos.

Al final llegó ese día, en nuestros escritos había mucha atracción, mucho morbo y necesitaba ver si eso era real.

Aún recuerdo cuando le vi de lejos, no paraba de mirarme de arriba, abajo. Llevaba esa camiseta que tanto me gustaba. Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, iba temblando de los nervios- ¿Cómo podía provocarme este estado?

-Hola mi sargento

-Hola rubia

Nos dimos dos besos y me atrajo hasta él. 

-Te dije que no iba a poder resistirme, y me gustas más en persona.

-Por favor, contrólese...ya sé que se muere por follarme.

Entramos a tomar esa excusa de café. Se sentó en el taburete abrió sus piernas y me atrajo hacia él.

-Dime que no quieres que te toque, dime que no quieres que te bese, dime que no quieres que te folle....dímelo rubia. Mírame a la cara y dímelo

Acerqué mis labios a los suyos, y le besé.

Me abrazó con fuerza podía sentir su polla palpitar. El beso que comenzó despacio, empezó a ser deseoso, tanto que no éramos consciente que la gente de alrededor nos estaba mirando.

Me agarró la mano y dijo:

-Nos vamos

Fuimos a su casa, aún recuerdo cuando nada más cerrar la puerta, me cogió en brazos y me llevó hasta la cama.

-Quieta me dijo.

Empezó a quitarse la ropa rápidamente, nos mirábamos fijamente había mucho deseo.

Me desnudó despacio mientras iba acariciándome y besándome.

Recorrió cada centímetro de mi cuerpo, mis tetas las devoró provocando que me dolieran los pezones de la excitación. Me saboreo y me masturbó con esa lengua como nadie lo había hecho. Fue tal la excitación que llegué al clímax enseguida, empapándole la boca y un poco las sábanas.

Con toda su cara empapada de mi, empezó a besarme ansiosamente....su polla estaba muy dura, excitadísima. La pasó por el interior de mis labios vaginales recorriendo todo mi coño de arriba-abajo.

-Fóllame le dije.

-Deseaba oír eso, Rubia.

Empezó a introducir su polla poco a poco dentro de mi. Notaba como iba entrando, la sentía dura y cada vez más y más en mi interior. Y cuando ya no aguantaba más me penetró con fuerza. La notaba salir y entrar suave pero con intensidad, mi cuerpo se arqueaba de placer.

Sus gemidos me anunciaban que estaba llegando a su clímax, le di un pequeño mordisco en su pecho para contener los míos, cuando....noto su polla bombear dentro de mi.

Olivia💙