TE SIENTO TRISTE

 

Sabía que esta semana iba a ser dura. 

Aunque no te viera todos los días, el saber que esta semana te encontrabas a más kilómetros de distancia de mí, me ahogaba. 

Prometo llamarte, escribirte, pensarte y soñarte fueron sus últimas palabras tras ese abrazo de varios minutos sintiendo nuestros corazones latir.

-Olivia te he sentido triste. Mira ese tatuaje de tu muñeca, fueron sus palabras en ese mensaje que recibí nada más colgar después de nuestra llamada de buenos días.

Siempre sabía sacarme una sonrisa. 

-Ya queda menos. Me escribió.

Ese día transcurrió sin novedades, fue tranquilo. 

-Rubia, necesito que me hagas un favor, ¿puedes?

-Dime. Le contesté 

-Acércate a la gasolinera de la salida 33 de la M50. Ira un colega a entregarte unos papeles que necesito que me los lleves a correos. ¿Me haces ese favor?. Prometo compensártelo. 

-A qué hora tengo que estar?

-A las 21:00 me ha dicho que llegaría.

-Ok, te aviso cuando este allí.

-Gracias guapa.

-A ti por existir.

Llegué puntual. 

-Ya estoy, le escribí.

-Dale unos minutos se le ha complicado, me contestó.

Decidí esperarle sentada en aquel banco a la sombra que había en la zona de descanso.

Me encontraba distraída mirando el móvil, cuando siento que alguien me tapa los ojos. 

Di un sobresalto, me asusté, pero esa fragancia es olor...Sin duda eran de él.

Me giré, le miré y empecé a besarle no paraba de darle besos por todos lados. 

-Para, para....madre mía qué recibimiento así da gusto. Reía.

-Qué haces aquí?

-Venir a verte. 

-Pero hasta el domingo no regresabas. 

-Y así es, solo he venido para darte un beso. 

Nos quedamos mirándonos, le besé como si fuera el último.

Nuestras lenguas se solapaban tan bien en nuestras bocas, se acariciaban de tal forma, había tanta pasión en todos nuestros besos que siempre provocaba que nos excitáramos.

-Necesito que me folles le dije. Necesito sentirte.

Nos dirigimos a la parte de atrás de mi coche. 

Nuestros besos eran con fuerza con intensidad. Se sacó la polla, me senté sobre ella, dejándome caer poco a poco sobre él. Sintiendo como iba entrando en mi. Hasta que de un golpe me la clave dentro.

Un gemido se nos escapó a la vez. Me agarró las nalgas, mientras movía mis caderas, me ayudaba a que esas penetraciones fueran lentas pero profundas.

-Olivia no aguanto más. 

-Córrete, le susurré.

-Me atrajo fuertemente hacia él y sus últimas penetraciones con mi ayuda hicieron que llegara a su climax.

- Ufff !! Me besó.

Me quedé unos minutos con su polla dentro de mí, nos mirábamos sin decirnos nada.

-Déjame comerte, me susurro.

Me apoyé contra la puerta. Abrí mis piernas, se colocó medio como pudo en el poco espacio que teníamos y empezó a saborear nuestros fluidos.

Empezó lamiéndome  con delicadeza pero poco a poco fueron siendo intensas, rápidas, con fuerza, jugando a su vez con suavidad. 

Le agarré la cabeza para que no se separara ni un centímetro de entre mis piernas. 

Empecé a mover mis caderas para rozar bien mi coño contra su boca y me corrí en ella.

Había tenido un intenso orgasmo, después me entró esa risilla nerviosa, no sé porque me pasaba. Supongo que es porque él siempre continuaba saboreándolo como sino hubiera terminado.

-Hay que dejar todo limpio, no hay que dejar nunca nada en el plato me decía, mientras seguía lamiéndome.

Siempre conseguía que nos echáramos una risas daba igual en la situación, lugar, momento que nos encontráramos.

Olivia 💙