UN BESO
Mi compa帽era me coment贸 si me hab铆a dado cuenta de c贸mo me miraba aquel tipo cada vez que ven铆a a la oficina. "Te devora con la mirada", me dijo. Es entrar 茅l, y ya se nota que no puede apartar los ojos de ti. Le respond铆: "Exagerada". -¿Ah, s铆? Entonces, ¿por qu茅 el otro d铆a se acerc贸 y me pregunt贸 por ti, diciendo que llevaba d铆as sin verte? La intriga me pudo. ¿En serio pregunt贸 por m铆? A partir de ese momento, empec茅 a fijarme. Su mirada ten铆a algo que me impresionaba; cada vez que nuestros ojos se cruzaban, me sent铆a nerviosa, como si 茅l desatara en m铆 una mezcla de emociones que no pod铆a controlar. Ese sentimiento fue a煤n m谩s evidente aquel d铆a que marc贸 un antes y un despu茅s. Estaba en el ba帽o, lav谩ndome las manos tranquilamente, cuando 茅l entr贸. Su presencia me dej贸 paralizada; lo mir茅 a trav茅s del espejo, incapaz de apartar la vista. El 煤nico sonido era el del agua corriendo y mi respiraci贸n entrecortada. -Perdona, dijo con voz calma, el ba帽o de chicos estaba ocupado y ped铆 permiso para usar este. -No pasa nada, consegu铆 responderle con voz temblorosa. Ya estaba terminando. -No te vayas, dijo, acerc谩ndose lenta pero decididamente. Antes de reaccionar, tom贸 mi barbilla con suavidad, levant贸 mi rostro para que lo mirara directamente a los ojos y, con un susurro casi imperceptible, dijo: Me muero por besarte. Desarmada ante su intensidad, respond铆: Hazlo. Sin titubear, me sent贸 sobre el lavabo, cerr贸 la puerta con el pestillo y se posicion贸 entre mis piernas. Me rode贸 con sus brazos y, sin m谩s pre谩mbulos, me bes贸. Fue un beso distinto a cualquier otro, lleno de pasi贸n y deseo contenido. Sus dedos se enredaron en mi cabello mientras la otra mano descend铆a lentamente por mi espalda. Sus movimientos eran firmes pero llenos de intenci贸n, atray茅ndome con fuerza hacia 茅l. Decid铆 explorar tambi茅n; baj茅 mi mano t铆midamente para acariciarlo mientras sus besos, que al principio eran avasalladores, comenzaron a volverse m谩s suaves y dulces. Con destreza, una de sus manos recorri贸 mis piernas hasta llegar al borde de mi ropa interior. Cuando sinti贸 el calor h煤medo que lo esperaba all铆, un gemido escap贸 de sus labios que conectaron nuevamente con los m铆os en una vor谩gine de sentidos. De repente, tres golpes secos en la puerta nos devolvieron al mundo real: "Toc, toc, toc". Alguien nos estaba interrumpiendo. Con rapidez pero delicadeza, me ayud贸 a bajar del lavabo y antes de irse me rob贸 un 煤ltimo beso corto pero cargado de promesas. Olivia, dijo mientras se alejaba hacia la puerta, quiero volver a verte. Y desapareci贸, dej谩ndome en aquel ba帽o con el coraz贸n latiendo a mil por hora y una sensaci贸n nueva recorriendo todo mi cuerpo; conoc铆a mi nombre.
Olivia 馃挋


