TU PLACER, MI PLACER

Regresaba a casa después de un día largo y agotador, y encontrarte allí, tumbado en la cama, en ropa interior, con un libro entre tus manos, logró arrancarme una sonrisa.

Eres mi refugio, mi alegría. Siempre me miras con esa expresión única, y me regalas esa sonrisa que hace que día tras día te quiera más y te desee más.

Nos dimos ese beso lleno de calidez y ese abrazo que encierra paz, una sensación de alivio al saber que, finalmente, estamos juntos.

Me coloqué entre tus piernas frente a ti, dejando que mis manos recorrieran lentamente tu pecho y abdomen. Con delicadeza, fui bajando tus calzoncillos mientras te besaba la boca y el cuello. Susurré al oído que iba a devorarte, que te iba a volver hacer mío. Mi boca comenzó a regalarte besos llenos de deseo y pasión, esos que despiertan pequeños gemidos y dejan escapar la excitación

Mi boca se desliza lentamente por tu cuello, acaricia tu pecho y sigue bajando con un ritmo pausado hasta tu vientre, dejando a su paso besos, lamidas y ligeros mordiscos que estremecen tu piel. Hueles a sexo, tu polla comienza a despertar, poniéndose firme, algo que intensifica aún más mi excitación.

Siento cómo tu cuerpo reacciona; mi placer se hace cada vez más evidente.

Te agarro la polla y comienzo a comértela, te encanta ver como te la mamo, como la saboreo, como la disfruto teniéndola en mi boca. Te gusta ver esa imagen, ver como entra y sale de mi boca, como la voy introduciendo más y más dentro de mí. Como juega mi lengua con tu capullo. Te encuentras hipnotizado viendo esa imagen. Se te pone grande, venosa, dura, cada vez más y más.

Levantas ligeramente las caderas, lo que me permite alcanzar con mi lengua ese punto casi olvidado. Hago movimientos circulares con mi lengua, acariciando y presionando tu ano, mientras mi mano envuelve tu miembro y lo estimula con suaves sacudidas.

Te gusta, gimes, sentir mi lengua en ese lugar preciso y el movimiento de mi lengua sobre tu polla. Deslizo uno de mis dedos en tu interior, suavemente y con calma. Colocas tu mano sobre la mía y la guías con intensidad. Juntas apretamos y movemos tu polla con firmeza, mientras dos de mis dedos exploran tu interior, deslizándose dentro y fuera de ti, trazando pequeños círculos y acariciando suavemente ese espacio tan íntimo. No puedes contenerte más. Tu respiración se acelera, comienzas a gemir y no apartas la mirada de mis ojos. Cuando al fin los cierras, sé que el momento está llegando. Nuestras manos empiezan a humedecerse mientras tu placer se desborda, cubriéndonos con su rastro tibio. Me recuesto sobre ti, sintiendo cómo tu seme pringa mi vientre, y no dejo de besarte, como si en ese instante el tiempo se detuviera.

Te quiero, Olivia, me susurras. Yo más, respondo.

Olivia 💙